La vida.
La vida te enseña desde el primer minuto que abres esos pequeños ojos. Intenta corregir esos errores, muchas veces después de tropezar en reiteradas ocasiones con la misma piedra. Muchas otras antes incluso de haberlo cometido ya has aprendido.
Y es que es así, aprendemos gracias a todo lo que hacemos. Nunca de lo que dejamos de hacer por miedo. Pero, casi siempre aprendemos de las caídas, de los tropiezos. Ahí empezamos a tomar las más sabias lecciones.
Puede que pienses que ya lo sabes todo, que gracias a tus equivocaciones ya has aprendido y no te volverá a pasar. Pero, déjame decirte que... aún te faltan muchas caídas para conseguir llegar a aprender todo lo que quieres.
Nunca se puede estar satisfecho con lo que consigas. Siempre se tiene que intentar subir para alcanzar una meta mucho más alta que la anterior. Y así con todo. No esperes a que otro lo haga por ti, y menos que te pisoteen.